Nos fuimos al campo y allí la dejé libre, que corriera a sus anchas. Cuando se calmó un poco probé unos cuantos ejercicios para ver si respondía también en el campo. Todo bien.
Entonces estuvimos jugando un ratillo a pelota y decidí ir a dar una vuelta por allí... me puse en marcha y... ¡me siguió por propia voluntad! Al principio, iba dando saltos, corriendo de un lado a otro, me avanzaba y me esperaba unos metros mas adelante, y cuando el camino se puso más dificil me seguía enganchada a mis talones.
Llegamos a un sitio donde no se podía caminar más y tuvimos que "escalar". Cogí a Gaia y la puse arriba, y empecé a subir yo. Como no, resbalé (y Gaia se llevó un susto de muerte), casi me mato porque abajo había un barranco, pero logré subir, y cuando saqué la cabeza por arriba Gaia se puso a lamerme la cara....

Llegamos a la cima y nos fuimos hacia el otro lado. Bueno, pues me perdí

Bueno, llegamos a un sitio precioso. Era un mini-valle todo cubierto de ese arbusto de espinas con flores lilas (no tengo ni idea de como se llama), todo florecido... a ver si algún dia vuelvo a ir y le saco una foto.
Seguimos avanzando, y encontramos un camino utilizado. Lo seguimos y llegamos al pueblo. Como Gaia había estado todo el rato a mi lado decidí darle una oportunidad y llevarla suelta hasta casa. Travesamos el pueblo, todo bien. A esto que llegamos a la esquina de mi casa... y un par de perros se ponen a ladrar. Y la miedosa esta que tengo por perra se va corriendo y no me dejaba cojerla. Hasta la carretera se me fue, la muy capulla... Casi me da un yuyu!