Sí, lo que dice Remora funciona. Al Chico le daban muchísimo miedo las tormentas. y yo siempre intentaba acariciarle y tranquilizarle. Pero luego me dijeron que, si lo proteges mucho en ese momento, se cree que tiene motivos para estar asustado y se asusta más. Así que empecé a no hacer caso de las tormentas, a actuar con total normalidad: es más, cuando sonaban truenos, le hablaba con alegría, jugando con él, para que le pareciera que la situación no era preocupante.
Y funcionó (bueno, en parte

). Siguen sin gustarle nada las tormentas, y cuando hay truenos se le pone cara de desdichado, pero ya no tiembla como un flan ni corre a esconderse.