Esta mañana he sacado a mi cachorro de 8.5 meses y 37 kg. (lo pesamos ayer que tocaba desparasitar) al mismo descampado de todas las mañanas. Dada su afición al escapismo que me ha hecho llegar tarde a trabajar más de un día, he decidido ponerle una flexi de 5 metros para que corretee y juegue con el otro perrillo (de unos 8 o 9 kg.) que suele estar por las mañanas. No le gusta demasiado la escasa libertad, pero bueno, menos es nada.
El cuándo lleva su correa corta y vamos de paseo, no tira, alguna pequeña corrección de vez en cuando pero sin mayor importancia. Claro está con la flexi se le da libertad, y corre pero más o menos controlando él y yo, hasta donde le llega…. Hasta que un perro le provoca, corre a su alrededor, coge una botella de plástico, se la enseña y sale corriendo….. en ese momento, su inocente dueña, que está charlando tranquilamente con la dueña del otro perro, nota un tirón desgarrador en su hombro, los pies que se le levantan del suelo y que una fuerza contraria a la gravedad la hace salir despedida y caer en plancha en medio de la tierra.
Por supuesto, su cachorro que no se ha enterado de nada, sigue corriendo detrás del otro perro, hasta que me ve y dice “Coño!! Está en el suelo!!! Vamos a jugar!!!!!” y ha venido corriendo a chuparme la cara!!!
Y vosotros diréis “¿Por qué no ha soltado la correa??” Pues sí, eso mismo es lo que llevo preguntándome yo desde hace una hora “¿Por qué coño no has soltado la correa ANTES??????”


Y aquí estoy, tomando un café y un ibuprofeno, la rodilla con una herida, el hombro dolorido, el muslo derecho que está creando un cardenal de proporciones descomunales, y el orgullo herido ante la frase de mi compañera “No, si el mío también tira mucho……”

