La puerta estaba cerrada. Escaló por el muro. Bueno ya he pagado y ya está en casa. Muerto de sed y de hambre, pero ojo, es este caso. La perrera era bastante tétrica y era el único perro que había. Lo cierto es que conozco a gente de residencias que hacen servicio de recogida para ayuntamientos y no tiene nada que ver con donde he ido.
Lo que pasa es que no está bien. Se supone que lo cogieron a las 9 de la noche, delante de casa; y a las 10 llegamos, no lo vimos, y fuimos a la policía (que, por cierto, está a unos 20 metros de nuestra casa). Podrían haberse esperado un poco o tener en cuenta que no se trataba de un perro abandonado, o no sé, haber leído el chip con el aparatito.