Como no tiene aún ni 8 meses al llegar le dio bastante miedo el mar. Cuando venía una ola ella tiraba para atrás de lo lindo. Lo mejor llegó cuando mi marido y mi hermano le hicieron un tratamiento de shock montándola en una barca de esas hinchables que tenemos. La pobre Luna saltó de la barca y nadó ansiosamente hasta la orilla.


Por la tarde probaron con otra terapia más suave, con una pelota (del Betis por supuesto) atrajeron a Luna hasta el rompeolas de manera que le fue perdiendo el miedo. Al final la cosa está casi superada.


Por cierto, fuimos a una playa que está entre Islantilla e Isla Cristina (se llama "La Casita Azul"- en Huelva). Sabéis si allí permiten perros?? porque vimos varios sueltos y no había ningún cartel de prohibición.

Ya os pondré fotos de Luna en la playa.
Por cierto, se puso de comer arena hasta arriba.
