Quiero dedicar este tema a aquellos compañeros que, aún queríendolos con toda nuestra alma, al final han cedido ante la ley de la naturaleza. Porque ellos se lo merecen, porque nos han marcado de por vida y porque siempre los recordaremos.
Mi primer perro se llamaba Blas. Era un P.A. viejete. Su dueño lo tenía abandonado y un día entró en nuestra casa. Siguió viniendo a visitarnos regularmente, cada vez con mas frecuencia y durante mas tiempo. Al poco ya formaba parte de nuestra familia.
Era un perro muy noble, bueno, cariñoso, obediente, leal ya protector. Se puede pedir mas?
Me llena de emoción pensar que aquel pobre perro viejo, desnutrido, que le faltaban la mitad de los dientes, lleno de mordiscos y con displasia de cadera, pasó con nosotros sus mejores (y últimos) años de vida. Realmente se le iluminaba la carita cuando nos veía aparecer.
Tuvo la mala suerte que le picó el mosquito (a él, a Rusky y a Shira) y siendo tan mayor no aguantó el tratamiento. Aún así recuerdo la cara de felicidad que tenía cuando lo bajamos al veterinario en una sabana toda manchada y que apena podía mover ni la cabeza. Como diciendo "gracias por todos estos años, pero ya estoy muy cansado."
Luego llegó Ruski un cachorrito precioso de labrador blanco (cruce, pero precioso), era el perro mas bonito, inteligente, noble y paciente que he conocido nunca. Además era enorme y se aprovechaba de eso!!
Era listo como no he visto ningún otro perro, se las sabía todas. Rescató a su compañera (Shira) de morir ahogada en la piscina por la noche, picaba a los timbres de las casas para que le abrieran, se las ingeniaba todas para robarle la comida a la pobre Shira... en fin un caso.
Tuvo la mala suerte que con poco mas de un añito le picó el mosquito, y aunque pudimos salvarlo siempre arrastró problemas al respecto.
Lo que mas recuerdo de él se su elegancia, siempre con el rabo de husky que tenía levantado a modo de bandera. y su nobleza, le podías hacer lo que querías, que el ni rechistaba. Y mira que he llegado a morderle las orejas (jugando), cogerle un colmillo, pisarle la cola (también jugando), lo que sea.
Al final el leishmania le pasó factura y sus ultimos años de vida fueron un sinvivir. Le salían tumores que luego le rebentaban. Hasta que al final no pudimos hacer nada mas por el.

Falleció este agosto a los 13 años de edad.
Siempre os recordaré.
Ahora Shira (que la tienen mis padres) y Duna, me ayudan a seguir cada dia.
P.D. Prometo editar y poner fotos, que las tengo que escanerar.