Nos situamos en la tarde de ayer sábado, 2 de mayo. El gran día, el super partido. No me lo puedo perder, así que me voy a darle un poco de caña a Kyra, y así se me cansa: Luego, con un paseíto antes del Madrid- Barcelona, se queda lista y lo veo sin problemas.
Collar, correa, bolsitas..."¡Kyra, a la calle!"
Son las cuatro y pico, y no hay mucha gente por ahí. Pipí, jueguecitos, paseo, mordisquitos jugando, perrito grande para olisquear en la puerta del super, más paseíto...
"¡Kyra, a casa!" Volvemos, y más de lo mismo, esquinas para olfatear, niños a los que menear el culete, otra vez el perrito grande para saludarlo...
"Pero si ese perrito es el mismo de antes. Qué bueno es. No se ha movido en todo este tiempo mientras su dueño compra. Y sin correa ni nada. Quién pudiera con esta loca".
Esto último se ve que lo pensé en voz alta, porque un señor se me acerca y me dice: "Aquí lleva el pastor alemán 3 o 4 días el pobre alimentándose de lo que le dan las cajeras. Qué vergüenza. Si no tuviera yo mis tres perros y mi gato, me lo quedaba".
Por supuesto, me quedé estupefacto. "¿Abandonado, tan bonito, con 7 u 8 años, tan bien educado?"
En ese momento, es cuando te asaltan las dudas: "¿Me lo quedo, lo llevo a algún amigo? Dios mío, ¿qué hago?"
Móvil y a llamar como loco a dar la lata a todo el mundo (¿verdad, Helkia?)
Claro, sábado, el Viña rock, todo el mundo de puente, y ninguna solución para este imponente Pastor Alemán.
Solté a Kyra en casa, cogí las correas, y se las coloqué. Estaba muerto de miedo, pero conseguí traérmelo a la azotea de casa para darle comida y agua. (El ascensor le aterrorizó). "¿Qué es lo que te han hecho, Cuco?" (fue al nombre al que respondió mirándome).
Para no extenderme más, una amiga me dejó su furgoneta y su móvil, porque el mío ya no tenía batería, y me lo llevé a casa de otra amiga (presidenta de una prote cercana) que me dijo que se lo quedaba ayer en casa y hoy lo llevaba al albergue.
Otra vez a la furgo, el perrito sin protestar, y carretera.
En resumen, gracias a unos cuantos, el perro se ha salvado de la perrera, que es donde habría acabado mañana. Cuando lo dejé en casa de esta chica, Cuco se despidió de mí llorando y, claro, yo hice allí el tonto llorando también delante de todo el mundo, ya veis.

Voy a ir a verlo en estos días, a ver si se coloca en alguna casa. Me lo habría quedado muy a gusto, pero no puede ser.
Ahora va a estar en la prote, pero no en la entrada de un super.
Suerte, Cuco.
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P.D. Del partido ví los 10 últimos minutos, pero casi mejor.