Ya no me acuerdo de lo que era dormir los días festivos hasta las 12, tampoco me acuerdo de qué color es la alformbra del salon debajo de ese manto de pelos ni de lo bonitos que estaban los pinos de la terraza antes de que un cachorro cabezón se los comiese.

No recuerdo lo que es ir al super sin pasar por la sección de mascotas para comprarle unas galletas, ni lo que era irme de tiendas una mañana y que se "liara" el día y acabar cenando de pinchos.

De lo que sí que me acuerdo como si fuese ayer, es de lo vacía que encontraba mi vida sin él.....
Pues eso, que solo quería contaroslo, que después de un año, cada día me alegro más de que me hagan madrugar, me traigan un juguete dando brincos por el pasillo, se me enrede en los pies cada vez que entro en la cocina y tantas otras cosas más que seguro vosotros ya sabeis.
