Jugando, Cleo patinó y se estrelló contra el filo de un mueble, lo que le ocasionó dolor y chilló de tal forma que nos asustó, yo estaba cerca de ella, pero Manuel estaba en el estudio y Circe dormía en la recámara. Los tres corrimos, pero cuando Circe se acercó a ella, Cleo reaccionó y la atacó.
Nos asustamos, las separamos, creímos que estaba controlado y cuando las soltamos, Cleo fue tras Circe y la acorraló... A partir de ahí hubo otros episodios, no sabíamos qué hacer y estuvieron unos días amarradas. Encontramos el foro, Natalia fue la primera que nos dio una explicación que nos convenció: Cleo reflejó el dolor sobre Circe, como si ella lo hubiera causado.
Todo el mundo, fuera del foro, nos decía que era irreconciliable la situación, llamamos a una etóloga, las valoró, confirmó lo que nos dijeron en el foro, teníamos que trabajar con ambas para revertir el episodio, pero no era irreparable.
Empezamos a asistir al parque donde la etóloga tenía un grupo y trabajábamos con ellas, pero yo no sentía que avanzara, suponía que hacíamos algo mal, pero no recibíamos suficiente retroalimentación o la recibíamos a larga distancia, nunca se acercaban a nosotros en específico. Nos desanimamos y abandonamos.
Tratamos de resolverlo por nuestra cuenta, pero nunca lo logramos por completo. Logramos que no se atacaran en la calle, logramos que pasearan juntas, pero en casa... tuvimos que separarlas. Insistí en buscar ayuda, pero Manuel estaba seguro de que nosotros podríamos solos, incluso compramos bozales para hacerlas convivir en casa, está de más decir que no pudimos.
A principio de año que Manuel y yo nos separamos me encontré frente a un gran problema, dadas mis actividades y que ahora no contaba con ayuda de tiempo completo, el tiempo no sería suficiente para atenderlas.
Entre los cambios cotidianos empezó a entrarme un gran sentimiento de culpa, mis tiempos de oficina y del diplomado que estaba terminando no me daban espacio, acudí a un amigo que cuando podía me ayudaba a sacarlas los días que yo llegaba a las 11 pm. Cambié de trabajo, una dirección de área que a veces supondría que me quedara más tiempo en la oficina, en fin, el agobio subió a niveles insoportables, así que tomé varias decisiones.
1. Tregua permanente con Manuel, a él es al único que le interesan las nenas tanto como a mí, para el resto del mundo son "sólo mascotas". Así que le pedí que me ayudara cuando por alguna razón yo tuviera que quedarme hasta tarde o trabajara los fines de semana.
2. Mi amigo tendría que ayudarme también de vez en cuando para darles un paseo o por lo menos estar un rato en casa, así que lo nombre "niñero oficial"

3. Contratar ayuda profesional.
De éste último tema es del que quiero platicarles.
Después de ver cómo hacía para ajustar mi presupuesto, llamé a un adiestrador para que valorara el asunto, desde el principio me dijo que no veía problema en readaptarlas; el principio es un curso básico de obediencia enfocado a corregir vicios, además de iniciar la reincorporación dentro de casa.
El curso consiste en dos sesiones semanales de entre 45 min y 1 hora, más trabajo sábado y domingo en el "club canino" en donde se trabaja en grupo, ahí las sesiones son dos horas con descansos y un rato de agility.
Los primeros días las sesiones entre semana son sólo los adiestradores y las perras, ellos se ganan su confianza y ellas avanzan en cuestiones básicas durante el paseo sin la interferencia mía; el fin de semana yo trabajo con ellas (en turnos, siempre me ayudan con una y vamos intercambiando).
Hoy cumplimos dos semanas y estoy contenta, ya logro que Circe se siente antes de salir de casa cuando vamos a pasear, también conseguí que Cleo no me jale en el principio del paseo, que eran dos temas que durante todos estos años no había podido corregir.
Sé lo que estaba haciendo mal, he aprendido cosas que suponía que hacía bien, desde cómo sujetar la correa y cómo hacer la corrección de forma efectiva.
Durante años he estado consciente de que el problema era mío, pero no había encontrado la ayuda correcta; trataba de corregir por mi cuenta, apoyada en el foro y en otras lecturas. Logré muchas cosas, pero lo verdaderamente importante o mi problema más fuerte no pude, así que me adapté.
Me alegra haber encontrado a este equipo de adiestradores, son amables conmigo, me señalan cada error, modelan cada acción para que sepa exactamente a qué se refieren; son cariñosos y firmes con las nenas, nos dan nuestro espacio personal en el club (como a cada integrante). Me sorprende que están atentos a todos los perros y los dueños, hay desde un podle hasta un gran danés, y saben cómo ayudar a cada dueño a manejar su ejemplar. Creo que los tres meses de trabajo rendirán frutos, después no creo que pueda dejar el club.
Finalmente, una vez que tenga el control de la situación, se ofrecieron a apoyarme para enseñar a mi exmarido y al niñero oficial el manejo de las perras, para que estemos todos en el mismo canal cuando nos hagamos cargo de ellas.