

Tienes razón Monte, y lo se, se que eso es peor. Pero es que aunque intento estar tranquila con ella y pensar que puedo hacer que cambie, cada vez que la saco a la calle vuelvo con un estrés que me muero, atacada de los nervios por la perra y no soy capaz de salir de ahí...Se que tengo que sacarla a pasear para rebajar la energía pero cuando la saco volvemos las dos histéricas, ella jadeando y yo atacada de los nervios. Si no la saco, está nerviosa, si la saco está nerviosa. Estoy en un círculo vicioso y no se salir de él.Monte escribió:Para empezar (y perdona si esto te suena brusco), deja de ver a la perra como algo que no es lo que tú querías que fuera. Tu misma firma lo dice todo: no dejas de repetir que querías un tipo de perra (una perra tranquila) y te has encontrado con una perra nerviosa.CDR89 escribió:¿Por donde empiezo?
Eso, por sí solo, ya vicia vuestra relación. Lo que ella hace te crispa, la culpas (aunque sea subconscientemente) por ser nerviosa, y eso la hace más nerviosa todavía. Y así entráis en una rueda interminable.
Tendrás que aceptarla tal como es, y desde ahí empezar a trabajar.
Todo eso lo hago taliesim, le escondo comida, jugamos un rato con ella con un balón de futbol que le gusta mucho, le tiro la pelota, le doy ordenes para que me intente obedecer...estamos mucho rato en el jardín las dos (ahora con el calor menos, 40 grados pffff) pero todas esas cosas las hago o lo intento, y a diario. Como me cuesta tanto sacarla de casa, al menos aprovecho mucho el jardín para que corra y juegue un ratito...taliesim escribió:saludos!!
mi consejo puede que no venga al caso, pero teniendo jardín, puedes trabajar con la perros en infinidad de aspectos que ni te imaginas (y cambiar de paso esa relación "viciada" que tenéis) ya que no es lo mismo crear "actividades" para los perros dentro de casa que en un terreno por pequeño que este sea.
por ejemplo:
¿te has planteado por ejemplo, esconderle cosas por el jardín y que ella las busque?
al principio por supuesto que se lo tendrás que enseñar y que vea mas o menos donde lo pones, pero con el tiempo, puedes mandarle que se siente de espaldas darle a oler alguna golosina (con la mano cerrada pero que la huela) y esconderla sin que te vea.
incluso siendo dos personas uno puede sujetar a la perra y otro esconderse y que la perra le busque.... no sé, yo creo que si realmente la perra es nerviosa puede que con ese tipo de juegos cambie un poco el chip, y tu también al hacer "trabajos" en lugar de "juegos" con tu perra ya que en ese tipo de actividad, introduces ordenes, ella ha de "pensar" (no es correr tras la pelota y punto) creas otro tipo de vínculo y esas ordenes pueden servirte para el resto de actividades diarias.
Ese problema exactamente era el que tenía yo con Chico: estaba yo tan preocupada por si tenía una reacción chunga con otro perro, que yo misma terminaba provocando esa reacción chunga.áurea escribió:¿sabes? a mí me pasa algo semejante con Cleo; el sábado el adiestrador me la quitó y me pidió que observara a un lado, después me preguntó si veía en ella ansiedad o agresión; el tema es que es ansiosa y no siempre agresiva, yo la trato como si fuera un demonio a punto de tragarse a cuanto perro encuentre a su paso y la sobrecastigo.
me pidió que me tranquilizara, que no quisiera que fuera perfecta en principio, que avanzara paso a paso.
sí, confieso que me dio un poco de pena descubrirlo, porque según yo ya lo tenía dominadoMonte escribió:Ese problema exactamente era el que tenía yo con Chico: estaba yo tan preocupada por si tenía una reacción chunga con otro perro, que yo misma terminaba provocando esa reacción chunga.áurea escribió:¿sabes? a mí me pasa algo semejante con Cleo; el sábado el adiestrador me la quitó y me pidió que observara a un lado, después me preguntó si veía en ella ansiedad o agresión; el tema es que es ansiosa y no siempre agresiva, yo la trato como si fuera un demonio a punto de tragarse a cuanto perro encuentre a su paso y la sobrecastigo.
me pidió que me tranquilizara, que no quisiera que fuera perfecta en principio, que avanzara paso a paso.
Ahora, pasado el tiempo, no tiene nada que ver. Los dos hemos aprendido, y ahora pasea tranquilísimo, sin tirar de la correa y sin alterarse. Con algunos perros sigue siendo un poco macarra, pero la cosa no pasa de un par de ladridos a cierta distancia, y luego sigue caminando como si nada.