Tenía yo en casa al terremotillo blanco de mi hermana. Teníamos que abrir un portón grande que se atasca y que, al abrirse, pega un golpetazo que se lleva por delante lo que haya a su lado. El pequeñín estaba al lado del portón, y yo le estaba llamando para que se apartara, para no desgraciarlo de un portazo. Bueno, pues Sira, al ver la situación, ha ido hasta el pequeño, ha empezado a darle con la cabeza hasta conseguir que el enano le mordiera la papada y, cuando ya lo tenía así, se lo ha llevado pasillo arriba, apartándolo del portón.
Ay, mi niña, nunca deja de asombrarme, y cada día la quiero más
