
Por la noche, después de cenar, hay un reparto colectivo de jamón de York a los bichos de la casa, o, más concretamente, a los perros y a Linda (es la única que queda de las tres gatas

Entró por la puerta de la cocina dando zancadas, y se plantó tranquilamente delante de todos. Los demás, automáticamente, retrocedieron y se encogieron. A partir de ahí, la dinámica cambió: todos esperaban a que Maki cogiera su trozo, y luego cogían ellos el suyo. Ninguno se atrevía a mirarlo de frente. Sira le miraba por entre las patas de Chico. Chico, que normalmente anda con la cabeza metida entre las patas de Linda (antes lo hacía también con Mica y Berta) para ver si se le caen migas de jamón, no osaba siquiera acercarse a Maki: lo miraba un poco de reojo y, en cuanto Maki se giraba y se lo quedaba mirando con toda su calma, él apartaba la cabeza y la mirada. Todos trataban de estar inmóviles como estatuas.
Al cabo de un rato, Maki decidió que ya tenía suficiente, se dio media vuelta, se estiró con toda su pachorra, dándoles el culo, y luego se marchó con su andar de depredador.
En cuanto salió por la puerta, el ambiente se relajó: todos avanzaron un paso adelante e irguieron la cabeza. ¡El rey se había marchado!


