
Tiene toda la pinta , Ana
Pues si, es cierto que la compenetración que existe entre los niños y los perros es sorprendente.
Recuerdo cuando nació Jimena que Kana sieeeeeepre estaba junto a ella: si le estaba dando el pecho se quedaba a mis piés, si salíamos de paseo no se separaba del carro, si incluso venía cualquier perrete, si no era conocido o de sus amigos se ponía delante y se erizaba protegiendola......y ahora con Haru es todavía mejor porque la fieruqui llegó cuando Nico tenía 6 meses ( estaban al mismo nivel de suelo

) y es impresionante la relación que tienen: allí donde van mis hijos tiene que ir ella, es feliz con los críos, y si nos juntamos mis cuñados con mis sobris ya es el sumun de la felicidad. Corren, juegan, saltan, se divierten muchísimo justos y se quieren y se respetan.
Ahora Jimena, que tiene tres añitos y medio, ya le empieza a dar órdenes (sienta, tumba, suelta..) y Haru la obecede igual que a mi, siempre y cuando la niña lleve chuches
Por eso nunca entenderé a los papis que echan al perro de casa por la llegada de un bebé, o de aquellos que van paseando con el carrito y casi se cambian de acera con tal de que tu perro ni mire a su adorable y rollizo bebé.
¿Crees que los perros no irán al cielo? Te digo, que ellos estarán ahí mucho antes que cualquiera de nosotros.